
La Fundació Arrels-Sant Ignasi, junto con la Parroquia Sant Ignasi de la ciudad de Lleida, ha puesto en marcha por segundo año consecutivo, un dispositivo de acogida de once plazas para personas migrantes que vienen a trabajar de temporeros en la recogida de la fruta en la zona.
Junto con entidades como Cáritas, Cruz Roja, Plataforma amb Justicia Social y Lleida per als Refugiats, esta iniciativa pretende ser un servicio de alojamiento temporal para este colectivo que vive en condiciones infrahumanas en asentamientos precarios durante la temporada agrícola. “El servicio intenta suplir un mínimo de necesidades básicas como el alojamiento, las comidas y cenas, pero, sobre todo, el servicio de calor humano a la persona que viene de fuera con una mirada para que se sienta digna, bien tratada, que se vuelva a sentir persona”, señala Rosa Majoral, directora de Arrels-Sant Ignasi. Este proyecto ha sido apoyado por la campaña #Seguimos de la Compañía de Jesús para hace frente a la vulnerabilidad social en torno a la pandemia covid-19.
Después de veintisiete años, en Lleida existe la misma problemática: miles de personas de origen africano llegan a Lleida para recoger fruta, donde malviven en asentamientos en estado ruinoso, sin luz ni agua corriente, en condiciones indignas. En este proyecto de acogida, “las personas pueden tener un espacio positivo donde poder descansar, conversar con personas voluntarias de las entidades, donde poder conocerse y tejer un vínculo y una relación con la comunidad local”, explica Majoral. Arrels Sant Ignasi acompaña y defiende los derechos de las personas más vulnerables en Lleida y su entorno, como sucede con este colectivo de temporeros, para conseguir una sociedad más justa y humana.
