...
Comunidad de Hospitalidad Arrupe: acogida y solidaridad

La campaña #Seguimos que ha impulsado la Compañía de Jesús ha dado ayuda a varios proyectos de hospitalidad del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), entre ellos la Comunidad de Hospitalidad Arrupe. Esta comunidad nace de la unión de fuerzas de Migra Studium con la Compañía de Jesús y el Casal Loiola, para dar respuesta a la emergencia pandémica y reforzar la Red de familias Hospitalarias de Cataluña.

Durante la primera fase de la pandemia, el proyecto dio respuesta a la urgente necesidad de vivienda que sufren muchas personas migrantes. En un mundo de puertas cerradas, donde centenares de personas pierden la vida en su viaje migratorio, la Comunidad Arrupe acoge y ofrece un techo y un hogar a solicitantes de asilo y migrantes vulnerables

Las incorporaciones a esta comunidad se han hecho progresivamente y hasta el momento el proyecto ha posibilitado la acogida de 16 personas, con una media de 5 personas acogidas simultáneamente para asegurar un buen acompañamiento y un ambiente de familia. Todas ellas son personas muy activas, que tener un hogar les posibilita seguir estudiando y buscando trabajos.

Desde el inicio, el voluntariado ha sido el corazón del proyecto, ofreciendo clases de castellano y catalán, de informática, actividades lúdicas, ayuda en el huerto, y sobre todo la presencia los mediodías y las noches. Del mismo modo, está siendo fundamental la colaboración de muchas familias que semanalmente hacen la compra de la comida y otros productos básicos. 

Testimonio de Anna-bel, implicada en la Comunidad Arrupe

“¡Hoy la alegría ha sido mayúscula! En el Casal Arrupe, nos ha venido a visitar Karim. Al verlo, respetando las distancias marcadas por la pandemia, todos la hemos saludado efusivamente y le hemos dicho cómo nos alegraba que hubiera vuelto a visitarnos. Su respuesta surgida desde el corazón ha sido clara y sincera, emocionante para todos: ¡Es mi casa!

¿Quién no llamaría casa a aquel espacio en el que ha vivido un tiempo y ha ayudado a vestir y llenar de vida, en el que ha cocinado, limpiado, ha convivido con otras personas, se ha sentido acogido y cuidado? ¡Es mi casa! Como ahora es su casa la de la familia de acogida donde ha tenido la suerte de ir para poder seguir adelante. Mi casa… la importancia de sentirse esperado, acompañado, seguro y protegido; la necesidad de sentirse querido porque sí, simplemente porque se es persona y la persona tiene un valor absoluto; y sólo otra persona desde la escucha, el amor y la ternura, la puede ayudar a sanar de sus heridas y superar los miedos y tristezas”.

Testimonio de Kamal, 20 años, Marruecos

“Con 17 años decidí cruzar en patera hacia España buscando un futuro mejor en un país donde no conocía a nadie ni hablaba su idioma. Al llegar a Barcelona todo me costó muchísimo, primero estuve un mes y medio en la calle durmiendo en un parque. Allí conocí a un señor que me llevó a una comisaría para que pudiera entrar en un centro de menores. Como sólo me faltaban 5 días para cumplir los 18, para la policía ya no era menor. Me dijeron que tenía que volver a la calle, me bloqueé.

Después de un tiempo más en la calle, pasé 5 meses en albergues. Me explicaron el proyecto de la Red de Hospitalidad. Comenzó mi mejor etapa en España. He estado año y medio con tres familias diferentes. Ha sido una experiencia brutal, he aprendido muchísimas cosas. He podido empezar a estudiar un grado medio, los profesores están muy contentos conmigo y yo con ellos”.